En mi ámbito de trabajo el delito que puedo denunciar es el delito de discriminación en el acceso al empleo público de la que fui víctima ocurrió en los despachos de empleo público de atención al estudiante en Granada. No solamente fue discriminación frente a un hombre que estaba allí, sino también discriminación frente a todos los demás opositores que se examinaron en el Ayuntamiento de Granada, y a los de la Universidad de Granada nos discriminaron. Entre estos opositores había hombre y mujeres.
Yo no sé en los colegios, o en las escuelas con niños, pero en el ámbito de la Universidad sí hay mucha discriminación. En las oposiciones que eran objeto de información y difusión de técnico de administración General del Ayuntamiento de Granada en los despachos de la Universidad, una técnico de administración general del Ayuntamiento omitió información porque tenía intereses particulares en ocupar plazas ofertadas.
Era una mujer, pero discriminó en su nombre y en el nombre de todos los hombres que opositaban. Ella era la encargada de dar la información acerca de convocatorias y procesos selectivos, y adulteró esta información para así poder beneficiarse ella.
De esta manera causó un delito de discriminación en el acceso al empleo público, porque esa convocatoria, que estaba a tres días de cerrarse, hizo que tuviera yo que esperar cuatro años a la siguiente convocatoria, porque esta ya estaba precluída.
Los salarios de 4 años y la dignidad profesional, las oportunidades de empleo que estaban recogidas en el reglamento financiero de la Unión Europea, porque era una actividad de difusión de los Fondos Feder, quedaron en la basura.
Lo hizo alterando el contenido de las convocatorias y cambiándolas por convocatorias de auxiliar administrativo y administrativo de la diputación de del Ayuntamiento de Granada, cuyos plazos de inscripción no estaban abiertos. Tratándonos como si fuéramos subnormales. Discriminó a los licenciados de ciencias políticas y de la administración en una convocatoria especialmente diseñada para ellos.
Lo peor de todo es la vitimización secundaria.
Ahora es Secretaria General de la Diputación de Granada. Cuando la denuncié, todavía me victimizó mi padre de forma secundario y me recriminó, poniéndose violento y discriminándome aún más. Él era un mandamás en la Universidad, y no creyó que yo pudiera formular una denuncia por discriminación, actuando de manera violenta.
Comentarios